miércoles, 4 de abril de 2018

La Culpa

Por: Magda Durán Suárez

Desde la conciencia familiar vivimos la forma de relacionarnos con todo nuestro entorno, reconocemos lo que es válido o invalido para la supervivencia. Válido será lo que ésta promueve y nos permite permanecer e inválido corresponderá a lo no aceptado y a todos los que lo hacen de esa diferente manera. Si lo haces según la conciencia familiar de tu sistema, te sientes perteneciente. Caso contrario, vives la culpa para recordarte que estás poniendo en juego tu pertenencia y que podrías ser excluido.

La exclusión podría llevarte al destierro y, más aún, a la muerte. Así, La culpa la tomas como una manera de sentirte y/o mostrarles a otros cómo sentirse frente al incumplimiento de las reglas del propio sistema familiar. La culpa señala con el índice: tú sí o tú no, tú conmigo o tú contra mí, de esta manera sí y de esta no, esto es bueno y esto es malo, yo lo hago mejor y tú lo haces peor.

En la culpa, te pones frente al dedo que señala y así vives el dolor, la rabia, el desasosiego, la falta de poder, el sufrimiento por “algo” que crees que no se hizo bien o por “algo” que no debería funcionar así o por “algo” que no corresponde según lo que aprendiste debería ser. Siempre desde el miedo a dejar de pertenecer.

En la culpa y bajo el dedo que señala, te vuelves pequeño y vulnerable, sufres, te avergüenzas, vives como víctima de las circunstancias y te castigas. ¿Cómo te castigas ante la culpa que dices sentir? ¿Justificas ese castigo? ¿En la culpa te sientes disminuido para que alguien se pueda compadecer de ti? ¿Reconoces tus habilidades, talentos y ventajas con respecto a otros y aun así los minimizas y rechazas y te quedas viviendo en la culpa? ¿Sientes culpa porque crees que se esperaba más de ti? ¿Exiges demasiado, das menos y luego te sientes en deuda?

O en la culpa, ¿Eres el que señala con el dedo como justiciero de la verdad? ¿Te castigas por no hacer entrar en razón a otros o los castigas por no someterse a tu verdad? ¿Te sientes más grande y mejor que otros? ¿Siempre tienes una idea clara de cómo debería funcionar toda la realidad? ¿Vives creyendo que tu verdad es universal y así es como la deberían ver los demás? ¿Das demasiado y luego, tienes que exigir que te retornen?

Hoy puedes decidir vivir en culpa o en reconciliación. Hoy puedes decidir vivir con el dedo que señala o mirar a todos y a todo, darles su lugar tal como es y sin pretensiones para que sea diferente.

Ejercicio:

Mira de frente a la culpa y dile: te veo, te he utilizado, me he escudado en ti, gracias por acompañarme. Volteas, dando la espalda a la culpa y en movimiento hacia adelante dices: Sí a todos y a todo, ahora asumo mi responsabilidad y lo hago como un adulto de (la edad que tienes) años.